Teoría sentimental (Mirta Rosenberg, en la voz de Verónica Zondek)

Teoría sentimental (Mirta Rosenberg, en la voz de Verónica Zondek)

4 Minuten

Beschreibung

vor 4 Jahren

El arte sería tocarte, un invento,


insignificante si el olvido lo demora. Lo siento


porque es ahora estallido de la rosa


presurosa del instante,


extraviada en el jardín


y devuelta por el sinfín


de las horas transcurridas: una... dos... tres...


Si te toco, ¿cómo es? Hay lo mucho de lo poco, digo


el beso, el exceso del miraje y... ¿puede ser, ahora sigo,


el encaje de tu aliento


en el reloj del oleaje? Atravieso


los celajes, el fervor, las profecías (¿el amor?


¿no será la porfía de la "máquina del dolor"?)


y llego acá: "El arte sería tocarte". Silencio. No


confundo confetti con maná


pero igual estoy perdida


entre viejas cartografías de la ruta de la seda


y la pasión como centro. ¡Ah corazón, me decía,


explícate como yo, que estoy adentro de un cuerpo


y sin embargo con vida!


No sabía


que el diamante fuera pájaro


ni tampoco que muriera


de una muerte que no fuera


natural:


un diamante


tiene la suerte del brillo


de la centella, aunque alguna estrella


se enfríe y la sal de la vida sea


lo que se lea


como novela


por el rabillo del ojo


de un gran lector


cenital. Adivinó que era amor


y se


ríe:


se pudiera, escribiría en potencial,


y si no, sería contante. Me enojo,


hago mal y digo para


adelante:


ese


pájaro se ha muerto y no es augurio


de Lázaro ni de santa ni sabbath. Lo cierto


es que yo te extraño y que es Maureen la que canta


pelirroja


con esplín,


la verdad de lo ocurrido "You'll never know


how much I miss you" You es tu, sos vos,


SOS, como un pedido de auxilio,


miss,


cualquier


daño fue anterior. Estoy a un tris


de entender (¿un diamante es doble amante,


o dos veces sin objeto o sólo un reto


a la


repetición?)


que por ejemplo otra vez, algo


me está esperando –corazón-mata-callando—


y se va, como en inglés, "sobre su ala",


vale decir,


se nos vuela.


La textura del tiempo, Vladimir, es rala,


una usura del instante y de sufrir cuando apela


a no sé qué: nunca volver es lo mismo


que


irse


para adelante. Me tocaste, ¿te toqué?


¿Compartimos un abismo? Dame, diste,


dí, diré: las facetas del diamante


son,


no sé,


mejor hablame y te creo. Así como quien reza


sin un deseo de asceta: todo poema es de amor,


toda guerra es interior, toda palabra


está presa.

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